en vuestro espíritu y no seáis desleales para con la mujer de vuestra
juventud.
"Porque dice Jehová, Dios de Israel, que él aborrece el repudio, y al que
mancha de maldad su vestido, dijo Jehová de los ejércitos. Guardaos, pues,
en vuestro espíritu y no seáis desleales" (Malaquías 2:14-16).
Y vino Jesús, ¡y sus palabras no niegan sus acciones! Él dijo, "Todo el que
repudia a su mujer y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la
repudiada del marido, adultera” (Lucas 16:18). ¡Todo el que hace esto comete
adulterio! Esta práctica era cruel y adúltera, pero no era divorcio.
Esta palabra del Nuevo Testamento, traducida en la versión Reina Valera
como "repudio", es una forma de la palabra griega apoluo. Esta es la palabra en
griego, la lengua del Nuevo Testamento, similar a la palabra hebrea shalach
(repudiar).
La palabra hebrea (Antiguo Testamento) para divorcio, keriythuwth, tiene
su equivalente en griego (Nuevo Testamento) con la palabra apostasion. El
Arndt Gingrich Lexicon del Nuevo Testamento menciona el uso de la palabra
apostasion como el término técnico para una carta o escritura de divorcio, y que
se remonta al año 258 a.C.
Apoluo, la palabra griega, que significa dejar de lado o repudiar, no
significaba técnicamente divorcio, a pesar de que a menudo ha sido usada como
sinónimo. En aquella época, de total dominio masculino, el hombre a menudo
tomaba otras esposas y no les daba carta de divorcio cuando las abandonaba y
se casaba con otras. La Ley Judía que demandaba carta de divorcio
(Deuteronomio 24:1-2) era ignorada. Si un hombre se casaba con otra mujer,
¿qué importaba? Si un hombre "repudiaba" (shalach, apoluo) a su esposa sin ni
siquiera molestarse en darle carta de divorcio, ¿quién lo objetaba? ¿la mujer?
Pero Jesús sí tenía algunas objeciones. Jesús mostró amor por las
mujeres maltratadas, dijo que será “más fácil es que pasen el cielo y la tierra,
que se frustre una tilde de la ley” (Lucas 16:17). Y añadió: “Todo el que repudia a
su mujer y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del
marido, adultera” (Lucas 16:18).
La diferencia entre "repudiar" y "divorciar", entre apoluo y apostasion es
abismal. Apoluo indica que la mujer quedaba como esclava, repudiada, sin
derechos, sin recursos, desprovista del derecho básico al matrimonio
monógamo. Apostasion significaba, en cambio, que ese matrimonio terminó y
que se permitía un subsiguiente matrimonio legal. Ese pedazo de papel hace la
diferencia. Y la mujer que era sacada de su casa podría casarse con otro hombre
(Deuteronomio 24:2). ¡Esa era la Ley!